¿Cuáles son los síntomas del síndrome del ojo seco?
-Una sensación de aspereza, como si tuviera algo en el ojo.
-Sensación de escozor o ardor en el ojo.
-Ojos rojos.
-Sensibilidad a la luz.
-Visión borrosa.
Las largas horas frente al ordenador, el abuso de lentes de contacto y los ambientes con aire acondicionado o calefacción pueden provocar sequedad ocular. Los ojos cuentan con una superficie corneal muy sensible y delicada que siempre debe permanecer hidratada. "Cuando el paciente parpadea poco o en el ambiente existe poca humedad relativa, esa superficie va perdiendo lubricación", aclara el doctor Jesús Merayo. Si se presentan estos síntomas, lo primero que debes hacer es visitar a tu médico y descartar el síndrome del ojo seco, una dolencia que afecta a un 30% de la población y es de carácter crónico.
La vista cansada es uno de los principales achaques que ha traído consigo la revolución digital. Hace acto de presencia cuando se somete a los ojos a un sobreesfuerzo por el uso de ordenadores, tabletas, móviles o libros. Uno de sus efectos más frecuentes es precisamente la sequedad ocular. Y si además de trabajar frente a una pantalla prefieres las lentillas a las gafas, tus posibilidades de sufrirla se disparan.
4 consejos para evitar la sequedad ocular
-El más importante consiste en asegurarse de mantener el ojo hidratado. ¿Cómo? La fórmula básica es recurrir a las lágrimas artificiales. Especialmente si lo que provoca la sequedad es algo como la humedad en el ambiente. Tu oftalmólogo te recomendará las más apropiadas y te explicará la frecuencia recomendada de uso. Habitualmente, bastará con aplicarlas un par de veces al día o al notar los primeros síntomas de sequedad.
-Descansa la vista cada cierto tiempo. Aunque parpadear es un acto reflejo involuntario, tal y como se ha comprobado mediante estudios, disminuye su frecuencia en usuarios de ordenador y pantallas digitales. La solución consiste en realizar pausas visuales para aliviar la vista; descansa de la pantalla diez minutos cada dos horas de trabajo.
-La configuración de las pantallas también puede afectar negativamente a la sequedad ocular. Tanto el brillo como el contraste deben facilitar la lectura. Modifica la resolución de tu pantalla y si, aun así, la lectura no resulta cómoda, amplía el tamaño de los caracteres. Recuerda respetar la distancia entre los ojos y la pantalla; si trabajas con ordenador, que quede a unos 50 centímetros de tus ojos.
-Por último, reduce el uso de los lentes de contacto o lentillas todo lo que puedas. Las lentes de contacto limitan el flujo de oxígeno en los ojos. Estos deben aumentar sus esfuerzos para mantener la hidratación. Por eso, si puedes trabajar usando tus gafas convencionales conseguirás evitar la sequedad ocular. Y recuerda quitártelas siempre antes de dormir, de esta manera tus ojos renovarán la lágrima durante el sueño y se evitarán problemas mayores a largo plazo como úlceras en la córnea.
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